RESPUESTA A UN LLAMADO

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Una vocación que se hace vida en la cotidianidad

Toda vocación nace como un llamado que Dios hace para generar vida, una misión que se convierte en el proyecto vital de cada persona, por tanto, debe vivirse con gran alegría y compromiso, cuidando el tesoro escondido que es el llamado de amor de Dios a la humanidad.

La vocación salesiana FMA es un don del espíritu que se encarna en el corazón de Don Bosco y de Madre Mazzarello para salvar almas, es un don que se convierte en carisma cuando la Hija de María Auxiliadora y la joven en formación responden a esta acción del Espíritu con pasión de entregar la vida por amor y es así como se vive la santidad salesiana, en el cotidiano, en las cosas pequeñas, sencillas que se viven a profundidad.

Esta vocación es bella, válida y significativa porque es un llamado a vivir la maternidad espiritual, un acompañamiento que ayuda a crecer y una docilidad al Espíritu para ser instrumentos de Dios que alimentan el corazón de las personas, además, en María se encuentra una Madre y Maestra para vivir esta vocación, Ella que en la Boda de Caná movida por el Espíritu Santo empuja a su Hijo a dar el primer paso en el cumplimiento de la misión, da una gran lección “Hagan lo que Él les diga” (Jn. 2, 5). María mujer dócil al Espíritu Santo, sabe auxiliar donde hay necesidad y dolor, Ella enseña a tener una escucha profunda y mirada contemplativa para caer en cuenta en los pequeños detalles del cotidiano, donde hay una persona que necesita ayuda y en muchas ocasiones es quien vive al lado.

La vocación salesiana se vive en un lugar y tiempo determinado y quien ha optado por seguir a Cristo tras las huellas de Don Bosco y Madre Mazzarello, tiene el deber de conocer el contexto en el que está cumpliendo la misión, de esta forma, tiene que ser responsable en su autoformación, en caminar al ritmo del mundo. El Señor llama a vivir esta vocación en una comunidad, quien unida por lazos de amor fraterno tiene la misión de propiciar un clima de familia para que cada uno de sus miembros formen la imagen de Cristo.

Consecuentemente, la experiencia de ejercicios espirituales ha encendido en el Corazón el fuego de vivir con pasión y amor la vocación de Hija de María Auxiliadora, viviendo lo esencial, la centralidad en Cristo para llevar su mensaje de amor afrontando los retos que el mundo actual presenta, siempre, bajo la dirección materna de la Santísima Virgen.

Karen Dayana Pico Pico

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