NUEVAS OPORTUNIDADES PARA ACOMPAÑAR

NUEVAS OPORTUNIDADES PARA ACOMPAÑAR

NUEVAS OPORTUNIDADES PARA ACOMPAÑAR

Estamos viviendo un tiempo providencial. Es un tiempo en que la Iglesia se abre al llamado de una renovación profunda de su vocación discipular, misionera y profética.

Nosotras como comunidad de las hijas de María auxiliadora tenemos las deliberaciones y las opciones que dejó el CG XXIV y en nuestra provincia nuestra señora del Rosario de Chiquinquirá, con el proyecto provincial “sinfonía que genera vida”, nos sentimos desafiadas en las comunidades educativo pastorales a vivir la formación usando las posibilidades que nos propone el tiempo actual a nivel de comunicación.

Los tiempos actuales: nuevas oportunidades para el Evangelio y la evangelización, es clave paras nosotras vivir aquello de los que ya san Pablo habla en el libro de los Hechos de los Apóstoles, como nuevos areópagos y por ende, los desafíos de la inculturación del Evangelio.

El Papa Juan Pablo II, en su ya citada encíclica misionera Redemptoris missio (Cfr. RM n. 37c.) ha regalado al lenguaje y a la reflexión misionológica contemporánea el concepto “nuevos areópagos”, aludiendo al pasaje de Hch 17,16-34, en el cual se narra el gran acontecimiento misionero de san Pablo en el corazón del areópago de Atenas; un lugar de gran significación cultural para los griegos, dado el papel que esta institución desempeñaba en su tiempo. Se trataba de un lugar de encuentro, de debate, de discusión y de toma de decisiones importantes para la vida de las polis. “En el areópago las novedades eran escuchadas, los problemas eran debatidos y las opciones eran asumidas por el conjunto de la población con derechos civiles. La vida entera de la ciudad pasaba por el areópago, pues en él se establecían y andaban las relaciones, y por ello del areópago procedían los dinamismos que iban a determinar la vida cotidiana” (Cf. Bueno De La Fuente, E., Areópagos modernos. En: Diccionario de Misionología y Animación Misionera. Burgos, España, 2003, p. 98)

Acorde con este planteamiento, nos preguntamos sobre nuestro quehacer evangelizador y por ello buscamos la manera de volver al Evangelio. ¿Qué significa volver a lo esencial? Significa volver nuevamente a comenzar desde Cristo; esto comporta para los cristianos volver fielmente al corazón del Evangelio.

La Iglesia de esta nueva fase evangelizadora que el Papa Francisco quiere que llevemos adelante, reclama de nosotros discípulos misioneros una nueva manera de ser Iglesia.

El papa habla de nueva fase evangelizadora marcada por estas actitudes fundamentales en la vida del evangelizador se sustenta en cinco principios o pilares fundamentales (Cfr. EG n. 24).

  1. PRIMEREAR: Porque hemos sido amados primero por el Dios de la Vida, los discípulos misioneros debemos saber adelantarnos, a tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Porque hemos sido amados primero sentimos la urgencia de brindar misericordia.
  2. INVOLUCRAR: Como Iglesia que se adelanta a salir al encuentro de las personas, también ella no pierde la ocasión de involucrarse en la realidad cotidiana de la gente, como Jesús lo hizo, que se abajó hasta lavar los pies a sus discípulos. Hoy estamos llamados a tocar la carne sufriente de Cristo en el pueblo.
  3. ACOMPAÑAR: Cuando nos involucramos en el camino cotidiano de la gente podemos sentirnos compañeros de camino en esa larga travesía de la vida y de la fe; de las luchas cotidianas, especialmente de los pobres y excluidos. Acompañar procesos humanos es hoy una gran tarea misionera, por más duros y prolongados que ellos sean. Esto implica saber esperar, saber ser pacientes y así evitar maltratar límites. Qué importante es tener aguante apostólico.
  4. FRUCTIFICAR: Como comunidad misionera debemos estar atentos a los frutos que la siembra de Dios va produciendo. El Señor nos quiere una Comunidad fructífera, con un vientre fecundo… Esta fecundidad pasa necesariamente por la donación de la propia vida. Los misioneros no podemos olvidar nunca que la expresión más alta de santidad misionera es el martirio.
  5. CELEBRAR: La comunidad expresa su vitalidad misionera en su fuerza celebrativa. Allí ella manifesta sus pequeñas y grandes victorias; celebra cada pequeño o gran paso adelante en la evangelización. Necesitamos llevar adelante una evangelización gozosa, celebrativa, atrayente; así la Iglesia evangeliza y se evangeliza ella misma con la belleza celebrativa de la liturgia de la vida y de la fe.

Estos son los cinco pilares de la Iglesia que el Papa Francisco sueña en esta nueva fase evangelizadora.

El Papa Francisco dice: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la preservación” (EG n. 27).

 “La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo” (cfr. EG n. 273).

Con gusto, acorde con lo expuesto hasta ahora y para responder a todo este planteamiento que nos presenta el magisterio del Papa Francisco, presentamos un SITE en línea de ERE, CATEQUESIS Y MISIONES… comunícate con nosotros.

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