Bogotá (Colombia). Del 23 al 27 de agosto de 2025, en la Casa Villa María, Fusagasugá, se llevó a cabo la Evaluación Trienal de la Conferencia Interinspectorial de las Naciones Bolivarianas (CINAB), con la participación de 44 personas. Este encuentro contó con la presencia de la Superiora General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Madre Chiara Cazzuola, junto a varias Consejeras Generales: Sor María del Rosario García Ribas, Sor Nilza Fátima de Moraes, Sor Leslie Sandigo Ortega, Sor María Auxilia De Siena, Sor Ena Veralis Bolaños, Sor Ruth del Pilar Mora y Sor Marta Liliana Riccioli, referente para la Conferencia.
Un acontecimiento de comunión y esperanza
El encuentro fue una experiencia privilegiada de discernimiento comunitario, para releer el camino recorrido desde el Capítulo General XXIV y proyectar, con renovada esperanza, los desafíos de futuro. Evaluar juntos significó reconocer la acción del Espíritu Santo, fuente de vida y belleza, y abrir horizontes eclesiales, nacionales y mundiales.
La apertura se realizó el 17 de agosto con un colorido despliegue cultural, que incluyó banderas, danzas típicas, presentaciones artísticas y un canto en honor a sor María Troncatti. Sor Angélica Medina, Inspectora de la Provincia Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, dio la bienvenida a la asamblea, resaltando la riqueza del camino compartido.
La Palabra que ilumina
El 18 de agosto, la jornada inició con la Eucaristía presidida por Mons. Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, quien invitó a vivir con profundidad tres palabras clave: corazón, familia y agua.
La reflexión continuó con una lectio divina sobre las Bodas de Caná, dirigida por el P. Luis Vivó, quien puso en el centro la figura de María como mujer de escucha, oración e intercesión.
Escucha y discernimiento comunitario
Durante los días de trabajo, Sor María Eugenia Ramos, presidenta de la CINAB, y Sor Marta Riccioli, referente de la Conferencia, animaron a valorar la riqueza de cada provincia y a leer la experiencia desde la sinodalidad, el caminar juntas y la misión compartida.
La Madre Chiara, en diversas intervenciones, profundizó en temas claves para la vida del Instituto y de la Iglesia:
Comunidades peregrinas de esperanza, recordando que el Señor hace fructificar el compromiso y que la esperanza es el corazón del Jubileo 2025.
Sinodalidad y comunidad educativa, donde todos los bautizados tienen un papel esencial en la vida de la Iglesia.
Fuego de la misionariedad, llamado a vivir con ardor el espíritu misionero de Don Bosco y Madre Mazzarello.
Ecología integral y espiritualidad del cuidado, invitando a formar ciudadanos sensibles y comprometidos con la creación.
El futuro del carisma, desde una mirada a los orígenes, con visión amplia, sabiduría y testimonio coherente.
Espacios de formación y fraternidad
Las jornadas se desarrollaron con la metodología de la conversación en el Espíritu, favoreciendo un clima de confianza y discernimiento. También hubo momentos de asamblea, conferencias de expertos, entre ellos la Hna. Gloria Liliana Franco (Compañía de María), y aportes de las Consejeras Generales sobre formación, misión educativa y protocolos de tutela para menores y adultos vulnerables.
En las “buenas noches salesianas”, se compartieron experiencias significativas de las inspectorías: proyectos ecológicos, iniciativas misioneras y el impulso comunicativo en torno a sor María Troncatti. La Madre Chiara, en una de estas noches, recordó la importancia de la ecología del corazón, el cuidado del lenguaje y el valor del perdón como caminos de paz.
Acción de gracias
El encuentro concluyó con la Eucaristía de acción de gracias, presidida por el P. Rubén Darío Jaramillo, SDB, Provincial de la Inspectoría San Pedro Claver, Bogotá – COB, y con un profundo sentido de gratitud a la Madre y su Consejo, así como a la Inspectoría de Nuestra Señora de Chiquinquirá por la acogida.
Las ocho provincias que integran la CINAB resaltaron la riqueza del trabajo sinodal vivido en estos días, fruto de la participación de hermanas, laicos y jóvenes. Fue, sin duda, un tiempo de escucha, discernimiento y proyección misionera a la luz de la Palabra de Dios y de las urgencias del mundo actual.