Mi Encuentro con Jesús Eucaristía
Sólo he buscado una cosa: Amar a Jesús, gozar de su amor y ser feliz con quienes Él puso en mi camino.
Invitaba a mis hermanas a vivir en la presencia de Jesús encontrando continuamente, en Él la fuerza para amar, sufrir y esperar, las exhortaba a dejarse revestir por los sentimientos de Cristo para que poco a poco nos fuéramos identificando con Él, y sobre todo a estar dispuestas a dar la vida.
No podíamos ir a Jesús con las manos vacías. Las invitaba, yo la primera, a vivir el ofrecimiento en la Eucaristía.
En las veladas nocturnas que realizábamos para terminar alguna tarea, como bordar la alfombra para el presbiterio, invitaba a mis hermanas a compartir la forma de prepararse a la Misa del día Siguiente. A veces recordábamos algunos fragmentos del evangelio. “Debemos imaginarnos- les decía – que somos la Samaritana en el pozo de Jacob y pedirle a Jesús aquella agua viva que sacia la sed para siempre; la Cananea se consideraba afortunada con sólo llegar a tocar la orla del vestido de Jesús. ¡Cuánto más afortunadas somos nosotras que podemos recibirlo en nuestro corazón!” (MACCONO II 85-86)… Que lindos tiempos aquellos.
Frase del Día
“Confía en Jesús, pon en Él todas tus preocupaciones y … déjalo hacer..” Carta 25
Las Cartas
Todas las cartas están impregnadas del amor total a Jesús, del seguimiento a Él en las alegrías y en las penas, de la confianza total en su acción.
Ella te dice
“Ánimo, cuando estés cansada y apenada ve a depositar tus preocupaciones en el Corazón de Jesús y allí encontrarás alivio y consuelo” (C65, n. 3).